ANTONIO GÓMEZ - 2010
EN ABRIL 2010 ANTONIO GÓMEZ ESTARÁ EN CÓRDOBA
El poeta Antonio Gómez realizará una acción el viernes 23 de abril de 2010 en la Escuela de Arte de Córdoba, en la que caminará sobre las páginas recibidas de la convocatoria “caminar por caminar cansa”, recitando el poema vientos del pueblo. Esta caminata poética servirá como acto unificador de todas las “renuncias” que vienen expuestas en dichas obras. Actuando como notario, Antonio Gómez certifica, al caminar con unos zapatos impresores no entintados sobre las hojas enviadas, el hecho de formar parte de unas aspiraciones colectivas de libertad. Acabada esta acción, se procederá a encuadernar todas las hojas formando un volumen denominado “vientos de libertad” que pasará a formar parte de la exposición “la vida desatenta”.
siempre a contracorriente,
muy ricos en entusiasmo pero demasiado pobres en presupuesto y posibilidades.
muy ricos en entusiasmo pero demasiado pobres en presupuesto y posibilidades.
A. G.
REVISTAS ENSAMBLADAS
Antonio Gómez. Cuenca 1951. Poeta visual, coleccionista.
"La satisfacción que proporcionan los logros conseguidos hace que surjan continuas experiencias"
Entrevista de Andrea Rodríguez de la Flor y Ben Clark
andrearflor[arroba]gmail.com
Invierno. © 2008
andrearflor[arroba]gmail.com
Invierno. © 2008
Una transposición de sí mismo, un anagrama de la cultura –y de la contracultura– Antonio Gómez nos recibe en su casa de Mérida como quien recibe a unos amigos de toda la vida. No sospecha que hemos venido a saquearle, o puede que lo sospeche y le de igual. Y es que si hubiera tenido que depender de las intenciones ajenas, Antonio Gómez no hubiera construido el universo que hoy puebla innumerables estanterías y armarios. Sería comprensible –incluso esperable– de un hombre que ha invertido ingentes energías en pequeñas quimeras cierto recelo, cierto gesto huraño a la hora de buscar tal o cual revista, de remover entre decenas de cajas hasta encontrar el número de La Caja de Truenos que resulte más fotogénico. No. No hay prejuicio que valga con este conquense de origen que empezó a trabajar con la poesía visual tras escuchar una conferencia del poeta uruguayo Julio Campal, pronunciada unos meses antes de la muerte de éste en 1968.
Antonio pregunta de qué queremos hablar. Es una pregunta difícil. Las revistas ensambladas que tratamos en este reportaje podrían haberle cedido el puesto perfectamente a la enorme colección de exlibris (unos 10.000, calcula Antonio: cada uno con una ficha adjunta donde se especifica su temática, el lugar de origen, la fecha, la técnica…), a los libros objeto –cuya frontera con las revistas ensambladas no está del todo definida– o a los pitos -una colección impresionante- o los objetos de arte prehistórico emeritense.
En una ponencia reciente, Antonio Gómez empezó ofreciendo humildemente a los asistentes “la oportunidad de deshacer los numerosos equívocos, silencios y errores que pueblan algunos ensayos publicados”, y es que se ha escrito bastante sobre revistas ensambladas pero, como el propio coleccionista afirma, “estaría bien que algún catedrático pusiese un poco de orden”. Según el propio Antonio Gómez, a grandes rasgos la revista ensamblada y el libro objeto o de artista comparten las siguientes características: se enfrenta a la estructura del libro o de la revista tradicional de una forma transgresora, emplea de técnicas manuales y artesanas, la lectura contemplativa de ellos no debe someterse a las rígidas normas de los lenguajes verbales, todas las disciplinas son válidas para su realización. En el caso concreto de la revista ensamblada habría que destacar, como veremos, su elaboración colectiva.
Andrea Rodríguez de la Flor: ¿Cómo surge la revista ensamblada?
Antonio Gómez: En España, a principios de los 60, el intercambio directo entre creadores propició la aparición de revistas ensambladas; publicaciones colectivas confeccionadas exclusivamente con obras originales en las que el planteamiento fundamental de su contenido suele ser visual, el texto en ellas pierde la primacía y la importancia que puede alcanzar en otro tipo de revistas normalizadas o comerciales, queda subordinado por el atractivo que aportan formas, imágenes, objetos y texturas. Ante los anquilosados procedimientos que se venían utilizando se acelera de una manera natural la profusión de estas propuestas, que con algunas dificultades y limitaciones empiezan a tomar cuerpo, desarrollándose aisladamente y transmitiendo mensajes más acordes con la realidad, ajenos y lejos de galerías, críticos, comisarios, ferias, museos y responsables de la cultura oficialista. La satisfacción que proporcionan los logros conseguidos hace que surjan continuas experiencias, patrimonio particular de aficionados y amantes de las diversas expresiones artísticas.
A.R.: ¿Cómo se elabora una revista ensamblada?
A.G.: Todo se basa en un intercambio por correo postal. El coordinador de estas revistas ejerce de intermediario, su misión es recibir de todos los participantes un número de obras ya fijado de antemano, la petición suele hacerse sobre un tema concreto y con la única limitación del tamaño que es impuesto y marcado por las medidas de la carpeta, caja, contenedor o continente que se utilizará para su presentación. Al tratarse de obras originales -aunque alguna de ellas acoge también trabajos, cuadernillos o suplementos editados con técnicas de impresión comercial- la tirada es limitada, oscilando entre 20 y 100 el número de trabajos solicitados, lo que hace que estas propuestas consigan un carácter más singular que exclusivo. Realizado el proceso de encarte o montaje, ya confeccionada toda la edición, el coordinador que pretenda hacer viable el proyecto y quiera conseguir una continuidad, sólo le queda cumplir el compromiso de facilitar un ejemplar a cada colaborador.
A.R: ¿Cómo fueron las primeras experiencias en España?
A.G.: En España se dedicaba atención únicamente a trabajos en soporte plano, textos, poemas visuales, dibujos, grabados, fotografías, collages, electrografías, linóleos, serigrafías, etc. eran las manifestaciones más utilizadas por los creadores que colaboraban en este tipo de proyectos. Entre los asiduos participantes se llegó a consolidar una complicidad de cooperación mutua y pasados varios años por pura necesidad y de una manera natural empiezan a aparecer nuevas experiencias que vinieron a enriquecer los contenidos de las publicaciones ya existentes. Dentro de la experimentación poética la práctica del poema objeto comenzaba a contar con adeptos y algunos de sus creadores se plantearon aumentar su producción seriándolos.
Ben Clark: Su colección constituye un muestrario de prácticamente todas las revistas ensambladas que han existido en España en los últimas tres décadas. ¿Podría enumerar las más importantes?
A.G.: Son muchas: Texto Poético (1973), Hojas Parroquiales de Alcandoria, CAPS.A, VENENO, Piedra Lunar, Arco Iris –que fundé yo en 1985–, Menú, A.N.C.A, fundada por Bartolomé Ferrando. Destacaría La MÁS Bella, fundada en 1993 por Pepe Murciego, Diego Ortiz y Juanjo El Rápido, y La Caja de Truenos, fundada en 1994 por el colectivo Alcandoria. Ofrecía entre su contenido poemas objeto o pequeñas esculturas, utilizando como continente distintos tipos de cajas. También fue muy importante RAS, fundada en 1996 en Cuenca y coordinado por Kepa Landa, Javier Ariza y José Antonio Sarmiento. El nombre de RAS, surge de las siglas Revista de Arte Sonoro, su presentación es en formato CD se creó con el objetivo de difundir obras y documentos sonoros de artistas plásticos, músicos, etc., así como obras realizadas por alumnos del laboratorio de sonido de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Es la única revista periódica española que presta atención al arte sonoro, hasta el número 6 solamente incluía un CD y es a partir del 7 con el inicio de una nueva etapa, cuando se amplían los CDs a dos, presentando en uno de ellos, un recorrido histórico de la música y del arte sonoro realizado en México. De las más recientes destacaría LALATA, fundado en 2002 por Manuela Martínez y Carmen Palacios. Se trata de un proyecto independiente y auto subvencionado que se distribuye a bibliotecas especializadas, facultades de bellas artes, fundaciones y museos. Publicación periódica con formato tridimensional y edición limitada. Su contenedor es una lata de conservas cerrada herméticamente, cuyo contenido son objetos artísticos únicos, producidos expresamente por los participantes y con motivo de cada tirada, de acuerdo con una convocatoria internacional. Y faltan muchas otras. Muchas.
Antonio Gómez es incansable. Ha cambiado el turno –trabaja en un centro de menores y ahora tendrá que unir el turno de noche con el de la mañana– y lejos de sugerir que me marche sigue ofreciéndonos material que daría para muchas páginas. En el número especial de La Caja de Truenos que tienen en la imagen, donde se cambió su habitual caja de VHS por una caja de vinos con la pintura de Ángel Cervera (se hicieron 35 ejemplares distintos, con pinturas originales) podrán ver una obra que representa a Antonio Gómez. Es una piedra pómez con barba. Así ha sido y así es Antonio Gómez, una criatura que flota cuando debería hundirse, una roca efusiva y joven, ligera en apariencia, fruto del volcán.
Antonio pregunta de qué queremos hablar. Es una pregunta difícil. Las revistas ensambladas que tratamos en este reportaje podrían haberle cedido el puesto perfectamente a la enorme colección de exlibris (unos 10.000, calcula Antonio: cada uno con una ficha adjunta donde se especifica su temática, el lugar de origen, la fecha, la técnica…), a los libros objeto –cuya frontera con las revistas ensambladas no está del todo definida– o a los pitos -una colección impresionante- o los objetos de arte prehistórico emeritense.
En una ponencia reciente, Antonio Gómez empezó ofreciendo humildemente a los asistentes “la oportunidad de deshacer los numerosos equívocos, silencios y errores que pueblan algunos ensayos publicados”, y es que se ha escrito bastante sobre revistas ensambladas pero, como el propio coleccionista afirma, “estaría bien que algún catedrático pusiese un poco de orden”. Según el propio Antonio Gómez, a grandes rasgos la revista ensamblada y el libro objeto o de artista comparten las siguientes características: se enfrenta a la estructura del libro o de la revista tradicional de una forma transgresora, emplea de técnicas manuales y artesanas, la lectura contemplativa de ellos no debe someterse a las rígidas normas de los lenguajes verbales, todas las disciplinas son válidas para su realización. En el caso concreto de la revista ensamblada habría que destacar, como veremos, su elaboración colectiva.
Andrea Rodríguez de la Flor: ¿Cómo surge la revista ensamblada?
Antonio Gómez: En España, a principios de los 60, el intercambio directo entre creadores propició la aparición de revistas ensambladas; publicaciones colectivas confeccionadas exclusivamente con obras originales en las que el planteamiento fundamental de su contenido suele ser visual, el texto en ellas pierde la primacía y la importancia que puede alcanzar en otro tipo de revistas normalizadas o comerciales, queda subordinado por el atractivo que aportan formas, imágenes, objetos y texturas. Ante los anquilosados procedimientos que se venían utilizando se acelera de una manera natural la profusión de estas propuestas, que con algunas dificultades y limitaciones empiezan a tomar cuerpo, desarrollándose aisladamente y transmitiendo mensajes más acordes con la realidad, ajenos y lejos de galerías, críticos, comisarios, ferias, museos y responsables de la cultura oficialista. La satisfacción que proporcionan los logros conseguidos hace que surjan continuas experiencias, patrimonio particular de aficionados y amantes de las diversas expresiones artísticas.
A.R.: ¿Cómo se elabora una revista ensamblada?
A.G.: Todo se basa en un intercambio por correo postal. El coordinador de estas revistas ejerce de intermediario, su misión es recibir de todos los participantes un número de obras ya fijado de antemano, la petición suele hacerse sobre un tema concreto y con la única limitación del tamaño que es impuesto y marcado por las medidas de la carpeta, caja, contenedor o continente que se utilizará para su presentación. Al tratarse de obras originales -aunque alguna de ellas acoge también trabajos, cuadernillos o suplementos editados con técnicas de impresión comercial- la tirada es limitada, oscilando entre 20 y 100 el número de trabajos solicitados, lo que hace que estas propuestas consigan un carácter más singular que exclusivo. Realizado el proceso de encarte o montaje, ya confeccionada toda la edición, el coordinador que pretenda hacer viable el proyecto y quiera conseguir una continuidad, sólo le queda cumplir el compromiso de facilitar un ejemplar a cada colaborador.
A.R: ¿Cómo fueron las primeras experiencias en España?
A.G.: En España se dedicaba atención únicamente a trabajos en soporte plano, textos, poemas visuales, dibujos, grabados, fotografías, collages, electrografías, linóleos, serigrafías, etc. eran las manifestaciones más utilizadas por los creadores que colaboraban en este tipo de proyectos. Entre los asiduos participantes se llegó a consolidar una complicidad de cooperación mutua y pasados varios años por pura necesidad y de una manera natural empiezan a aparecer nuevas experiencias que vinieron a enriquecer los contenidos de las publicaciones ya existentes. Dentro de la experimentación poética la práctica del poema objeto comenzaba a contar con adeptos y algunos de sus creadores se plantearon aumentar su producción seriándolos.
Ben Clark: Su colección constituye un muestrario de prácticamente todas las revistas ensambladas que han existido en España en los últimas tres décadas. ¿Podría enumerar las más importantes?
A.G.: Son muchas: Texto Poético (1973), Hojas Parroquiales de Alcandoria, CAPS.A, VENENO, Piedra Lunar, Arco Iris –que fundé yo en 1985–, Menú, A.N.C.A, fundada por Bartolomé Ferrando. Destacaría La MÁS Bella, fundada en 1993 por Pepe Murciego, Diego Ortiz y Juanjo El Rápido, y La Caja de Truenos, fundada en 1994 por el colectivo Alcandoria. Ofrecía entre su contenido poemas objeto o pequeñas esculturas, utilizando como continente distintos tipos de cajas. También fue muy importante RAS, fundada en 1996 en Cuenca y coordinado por Kepa Landa, Javier Ariza y José Antonio Sarmiento. El nombre de RAS, surge de las siglas Revista de Arte Sonoro, su presentación es en formato CD se creó con el objetivo de difundir obras y documentos sonoros de artistas plásticos, músicos, etc., así como obras realizadas por alumnos del laboratorio de sonido de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Es la única revista periódica española que presta atención al arte sonoro, hasta el número 6 solamente incluía un CD y es a partir del 7 con el inicio de una nueva etapa, cuando se amplían los CDs a dos, presentando en uno de ellos, un recorrido histórico de la música y del arte sonoro realizado en México. De las más recientes destacaría LALATA, fundado en 2002 por Manuela Martínez y Carmen Palacios. Se trata de un proyecto independiente y auto subvencionado que se distribuye a bibliotecas especializadas, facultades de bellas artes, fundaciones y museos. Publicación periódica con formato tridimensional y edición limitada. Su contenedor es una lata de conservas cerrada herméticamente, cuyo contenido son objetos artísticos únicos, producidos expresamente por los participantes y con motivo de cada tirada, de acuerdo con una convocatoria internacional. Y faltan muchas otras. Muchas.
Antonio Gómez es incansable. Ha cambiado el turno –trabaja en un centro de menores y ahora tendrá que unir el turno de noche con el de la mañana– y lejos de sugerir que me marche sigue ofreciéndonos material que daría para muchas páginas. En el número especial de La Caja de Truenos que tienen en la imagen, donde se cambió su habitual caja de VHS por una caja de vinos con la pintura de Ángel Cervera (se hicieron 35 ejemplares distintos, con pinturas originales) podrán ver una obra que representa a Antonio Gómez. Es una piedra pómez con barba. Así ha sido y así es Antonio Gómez, una criatura que flota cuando debería hundirse, una roca efusiva y joven, ligera en apariencia, fruto del volcán.
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