"VOX 2.0" POR ALFREDO MATEOS PARAMIO
VOX 2.0
Víctor Ballcells, Ben Clark, María Eloy-García, Gonzalo Escarpa, Josep Pedrals, Peru Saizprez
Salamanca, Delirio, 2009.
www.delirio.es
Un cancionero contemporáneo
La editorial salmantina Delirio ―cuyo nombre me trae a la memoria el "acicate de lirios" de Francisco Pino― acaba de embarcar a seis poetas en algo que, según su editor y prologuista Fabio de la Flor, "no es una antología, ni un compedio, ni una compilación", sino "un mapa de la orogenie fónica, una forma previa de leer lo que se ha de escuchar tarde o temprano". Se entiende bien que proyectos selbständig como éste, que se edifican desde sus raíces, rechacen el uniforme a rayas de la antología de concentración, promovida por microentidades nazionalistas y por editoriales enfermeras que toman el pulso todos los años a los nuevos poetas, antes de hacerles pasar a sus ordenados barracones del exterminio literario.
Y ciertamente este libro no es un muestrario de la esencia jiennense o una cata del Signo de los Tiempos, como no sea a la manera burlona del último Hölderlin. Son diversas las procedencias y lenguajes de los poetas ―castellano y catalán bajo el mismo lomo―, son muy distintos entre sí los tonos y alcances de los textos. Su libre disposición, su heterogeneidad fresca, su reivindicación del cuerpo sonoro y ausente, enlazan con la tradición de los antiguos cancioneros. Estos rastros de voces no hacen alarde de contemporaneidad, y sin embargo ofrecen palabras recientes en una cultura como la nuestra, a dieta de letras de cadáveres hace tiempo mezclados con el suelo.
Quien, además de "conversar con los ojos con los muertos", necesite o quiera charlar silenciosamente con los vivos, que se haga pronto con este volumen de voces apagadas. Sólo que, tal vez, no le resulte sencillo sostener el diálogo, ni salir de él. El grito insonoro de la pintora Paloma Pájaro que ilustra la cubierta parece la advertencia de una esfinge, versión apotropaica de aquel verso del último Guillén: "mi boca es tu casa".
Una casa deshabitada, con calendarios desencuadernados, cuyas palabras muebles huelen a otros. Una casa haunted donde quien quiera encontrar lo que andaba buscando ha de pasar la noche, a merced de los ausentes. Porque si algo comparten los autores disímiles de este libro es su voluntad de negarse a que los espejos los repitan, de escurrir el bulto una y otra vez. Víctor Balcells, desmandando sus habitaciones de canarios suicidas y sus seats León "que no se hunden solos, sino que se arrastran con nosotros hacia el fondo". Ben Clark, cuyo paseante imagina "que el perro se le muere, que de pronto / se le destina a un sitio donde nadie / entienda una palabra en castellano. / Un sitio sin correas." María Eloy-García, yendo de piso en piso por sus alegorías caseras, visitando el museo desértico de su frigorífico, "y busqué / busqué en la espera una sala / un estar en el cuarto / y por un hilo que se descolgaba del mantel". Gonzalo Escarpa, empeñado en rehacerse una y otra vez, "como si lo que queda de la playa / aspirase las olas, en furiosa / doméstica y acuática limpieza." Josep Pedrals, que "faig lliure / algú que no hi es quan escric / i a qui dic", "libero / a alguien que no está cuando escribo / y a quien digo". Y Peru Saizprez, interrogándose por sus confines y sintiéndose "como lady di entrando a toda hostia / en aquel túnel de París".
Probablemente ninguno de ellos se reconozca en esta descripción del arte de su fuga. No pueden. La principal virtud de estos poetas es la de negar a sus textos la correspondencia con la mirada, y por ello no resulta extraño que defiendan con tachones su sentido. Dice Josep Pedrals:
La merma ens inventa, l'errata ens remata la feina. Oi que si? No | La merma nos inventa, la errata nos remata el trabajo. ¿Verdad que sí? No |
Fabio de la Flor evoca acertadamente en su prólogo los resortes perlocutivos de la palabra sonora frente a la pirotecnia de la imagen. Yo reivindicaría además su calidad de despojo, su estatuto de sombra, la "deshabitación" a que vengo aludiendo en este libro. La imagen está condenada a arrogarse un ser, y practicar la sustitución de lo perdido. La palabra, en cambio, puede liberarse de la sintaxis del poder, desatar las alusiones de sus tejidos y mostrar obscenamente su pobreza. Y en VOX 2.0 hay falta y persecución del mundo, sea en forma de galaxia Andrómeda o de taràntules negres, se dan temor y deseo: el motor de los sueños propios.
Hay otras cosas apreciables en este libro de las que puede hacerse recuento: la imaginación de Balcells, la transparencia métrica de Clark, la subversión doméstica de Eloy-García, el hartazgo literario de Escarpa, la ironía fónica de Pedrals o el exhibicionismo bufonesco de Saizprez. También hay textos menos vivaces, como alguna crónica del aburrimiento y cierta invocación a Venus con voz impostada, pero son los menos de este libro vibrante. En algún caso se dejan sentir influencias insuficientemente traicionadas ―de la primera Ana Rossetti, por ejemplo―, aunque en general las referencias están revueltas y confundidas, como corresponde al vertedero de nuestro presente: de Franco Battiato y los manga japoneses a Cernuda, o esa versión estilo Señorita Julia del poema de Catulo a la muerte del pájaro de Lesbia.
Hay que resaltar también la cuidada factura de la edición, desde el papel firme en la yema de los dedos a la composición tipográfica, que adopta el sans serif para mejor traducir el tono de alguno de los poetas. El formato, que comparte con los otros volúmenes de la colección, permite ser transportado en los bolsillos de la ropa, al tiempo que emana rotundidad y elegancia. Este libro de cubierta de nácar parece una concha vacía: una morada segregada desde dentro, a través de la cual sigue oyéndose el ámbito original de su habitante.
Tuve ocasión de asistir a la presentación el pasado 13 de junio del libro precisamente en la Casa de las Conchas de Salamanca. Llovía torrencialmente. El público estaba refugiado bajo los arcos del patio, pero el estrado donde recitaban los poetas carecía de protección. Todos rechazaron el paraguas, empapándose absurdamente mientras daban voz a los textos. Llovía de manera desigual según los poetas, unos se calaron más que otros, pero todos terminaron mojados. Tal vez no sea posible leer de otra manera un libro como éste, más urgente y actual que las noticias.
1 comentarios:
que quieres que te diga, pego aquí este comentario porque me apetece, mi opinión es subjetiva, como todas no? lo del "camino articulado" estuvo de puta madre, yo me pasé un rato y me moló aunque al heavy que venía conmigo no, nada, en fin, para gustos los colores. Es difícil montar algo así sin manipular demasiado el entorno y que guste, por lo visto del público que asistió al lugar.
y una cosita más parece por lo que leo que mal rollo con las conchas, seguro que el tío que las pegó en su época tambien tuvo sus dificultades. Puros los de la Habana. Por lo demás, very cool and chic seguir así troncos, en grana y oro. uy¡ que palabros, acepto reclamaciones, no devuelvo los colores. y... bueno, esto... guau.
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